viernes, 30 de septiembre de 2011

¡México, Pumas, Universidad!

¡México, Pumas, Universidad!

Himno universitario:


Goya:


Rugido:



El tren:


El pimpiririmpimpim:


Mambo Universitario:

jueves, 29 de septiembre de 2011

La educación líquida

Para Zygmunt Bauman, la vida líquida y la modernidad líquida se encuentran estrechamente vinculadas. La primera hace referencia al tipo de vida que tendemos por vivir en una sociedad moderna líquida. En este sentido, la sociedad moderna líquida es aquella en que las condiciones de acción de sus miembros cambian antes de que las formas de acción se consoliden en unos hábitos y en rutinas determinadas. La liquidez o fragilidad de la vida y de la sociedad se consumen la una a la otra reforzándose de forma simbiótica. Bauman considera que la vida líquida y la sociedad moderna líquida no pueden mantener su forma ni su rumbo durante mucho tiempo.

La educación al ser parte de la vida (líquida) y de la sociedad (moderna líquida) de hoy día, no ha mantenido ni su forma ni su rumbo. Antes, el dato, la información, el conocimiento tenía un valor y estaba en lo duradero y la función de la educación era enseñar ese concepto y hacerlo verdad absoluta, inequívoca de la realidad. Las condiciones a inicios del segundo decenio del Siglo XXI han cambiado; por ejemplo, el Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) dio a conocer a inicios de Septiembre de 2011 partículas más rápidas que la luz, algo que hasta antes de esta noticia, la Física consideraba imposible. El rompimiento de paradigmas y la globalización del conocimiento (esto de la “globalización del conocimiento” es un tema a discusión y que por el momento lo dejaré en pendiente ya que el conocimiento a lo largo de la historia no ha sido ni globalizado ni usado por toda la humanidad, sino por los que han tenido el poder –para el Siglo XX y XXI hablaríamos de los que han tenido más dinero-) han hecho de lo duradero algo cansino.

La educación y su liquidez se encuentran en la fragilidad de lo que se enseña como moda pedagógica y en los vínculos humanos, que sólo sirven durante un lapso determinado para luego ser desechados o en el mejor de los casos, ser actualizados en la World Wide Web. La educación de hoy, no está cimentada por la acumulación de conocimientos o de vínculos humanos sino por la breve liquidez de alegría que pueda proporcionar y hasta nuevo aviso será la moda a vestir/enseñar.

No quiero sonar cansino por la añoranza de la educación del dato y conocimiento verdadero y absoluto, pues más bien creo que pocas cosas en la vida son para siempre, entre ellas está la vida misma y el aprendizaje permanente; pero tampoco quiero que se me entienda como educador líquido, más bien creo fehacientemente que la solidificación de los vínculos humanos harán de una sociedad y por ende de la educación, un factor de mayor reflexión/acción y no sólo de modas pasajeras. Si educamos en liquidez, vivimos en incertidumbres duraderas; si educamos para aprender a vivir en la liquidez vivimos en certidumbres pasajeras. La cuestión está en aprender/enseñar sólidamente.





martes, 13 de septiembre de 2011

Los jóvenes olvidados y la ruta equivocada

Uno de los principales problemas que ha tenido México es el olvido de sus jóvenes, falta de oportunidades, de escuela, de trabajo, de desarrollo, etcétera; han dejado a la juventud mexicana en el abandono social. Lo anterior es recogido en muestras estadísticas dentro del informe Panorama de la Educación 2011 (PE-2011) [http://goo.gl/FeSzx] que emite la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Alrededor de 7 millones de jóvenes mexicanos de entre 15 y 29 años de edad no estudian ni trabajan, es decir, son NINIS, son marginados sociales. Esto es sumamente revelador, ya que según el informe de la OCDE, México tiene el mayor número de jóvenes inactivos, y si a eso le agregamos la nula inversión en ciencia y tecnología, en cultura y artes, deporte y educación; las posibilidades para estos jóvenes mexicanos pueden estar en emigrar a los Estados Unidos o peor aún, caer en las redes del narcotráfico.

Pero si el caso de los jóvenes mexicanos es devastador, el de las mujeres jóvenes es más significativo, ya que en ese rubro, según el informe PE-2011 México ocupa el deshonroso primer lugar con casi 3 millones de mujeres jóvenes NINIS.

Lo anterior es producto de la carente visión en materia de política educativa que no sólo ha tenido el actual gobierno panista, sino el modelo neoliberal germinado desde tiempos de Miguel de la Madrid y Calos Salinas de Gortari, dicho modelo neoliberal entiende a la educación como mercancía. La educación al alcance del que la pueda pagar ha sido la política empleada. Y es que México cuenta con el menor gasto público en comparación con los demás países de la OCDE, el Gobierno Federal canaliza sólo el 24% del PIB anual en materia de educación por el 43% promedio de los demás países integrantes de la OCDE.

La distribución de nuestros NINIS mexicanos se encuentra de la siguiente forma: de entre 15 y 19 años existen un millón 931 mil jóvenes, de entre los 20 a los 24 años son 2 millones 673 mil y de entre 25 y 29 años son 2 millones 622 mil. Es prudente mencionar que de los datos anteriores, son las mujeres las que conforman el grueso de dicha población olvidada.

El Gobierno Federal gasta por estudiante en nivel primaria 2 mil 246 dólares frente a 7 mil dólares en otras naciones de la OCDE, en secundaria México gasta 2 mil 333 dólares contra 8 mil 972 dólares de la mayoría de los países miembros de la OCDE y en el nivel superior el gasto nacional es de 7 mil 504 dólares frente a casi 14 mil dólares.

Dentro del informe PE-2011 se detalla que en México se ha gastado más en Educación Superior, mismo señalamiento que realizó Felipe Calderón en su V Informe de Gobierno, con bombos y platillos recalcó Calderón que durante su gestión se habían creado 96 Universidades. A lo que René Drucker Colín en su columna de opinión en La Jornada del Martes 6 de Septiembre (http://goo.gl/xvonD) le reviró: “Calderón y su gabinete no entienden bien lo que es la educación superior […] Las universidades están íntimamente ligadas a la investigación científica y tecnológica. Universidad que no tenga y produzca ciencia no es universidad”.

La ruta equivocada de Calderón y de su gabinete ha impacta directamente en dos rubros de la sociedad mexicana que por largo tiempo han sido sectores oprimidos, me refiero a los jóvenes y a las mujeres jóvenes. Mientras la educación siga siendo mercancía de venta al mejor postor y moneda de cambio política, no se acortará la brecha educativa.



domingo, 11 de septiembre de 2011

El último discurso de Allende

Hoy 11 de Septiembre de hace algunos años ocurrió una tragedia que cimbró a miles de personas, en un ataque bélico-fascista se acabó con la libertad y decisión democrática de muchos ciudadanos. La fecha del 11 de Septiembre de 1973 la recordamos con dolor y orgullo. El acto terrorista de Pinochet y Estados Unidos en contra el pueblo chileno no se olvida.

¡La historia es nuestra, y la hacen los pueblos!




miércoles, 7 de septiembre de 2011

La educación como esperanza, la esperanza como educación.

Desde Diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón inició la guerra contra el Narco, y hasta agosto de 2011, la cifra de muertos ha llegado a las 40 mil personas, incluyendo a civiles inocentes. Las cifras continúan en aumento, el discurso faraónico de Calderón no cede, no revira, sigue de frente como caballo de carreras (o burro desbocado al desfiladero). El panorama es desalentador, obscuro, de muerte; pero aún así, seguimos creyendo. Creemos en la familia, en el amor, en la vida, en la educación.
La “democratización” de la desvergüenza que se ha adueñado del país, la falta de respeto a la cosa pública, la impunidad, la corrupción, la muerte, se ha profundizado y generalizado tanto que la nación ha empezado a ponerse de pié, a protestar en las redes sociales y en la calle. El pueblo clama contra la desfachatez, la sinrazón. Hay una esperanza, no importa que no siempre sea audaz, en las plazas, en las escuelas, en las familias en cada uno de nosotros. Es como si la mayoría de los mexicanos tuviera esa incontenible indigestión ante la desvergüenza y quisiera vomitar.
De forma dialéctica la esperanza tiene su antónimo, y es la desesperanza, que empezó siendo esperanza pero perdió su dirección por falta de educación, se convirtió en distorsión, se inmovilizó en el fatalismo de su existencia. No soy esperanzado por terquedad, sino por cuestión ontológica, por imperativo histórico y existencial.
Pero asimismo, pensar que con la esperanza cambiaremos el mundo es un buen/mal inicio de caer en la desesperanza, sonreír sin saber llorar y aprender de la adversidad es el peor menjurge que la charlatanería de la autoayuda puede proporcionar, no confundir la esperanza con la autoayuda, la primera es una puesta filosófica, reflexionada, ontológica e histórica; la segunda es una puesta a la locuacidad.
Sin un gramo de esperanza las noches son obscuras, las madrugadas desoladoras, los ocasos eternos; de ahí que la educación como esperanza se deba realizar en toda relación pedagógica y educativa, no podemos dejar que se desvíe hacia la desesperanza, desesperación e inoperancia. Una de las misiones de los educadores, pedagogos, padres y madres de familia es leer el contexto a partir de lo político-social-económico y cultural, y descubrir las posibilidades (entendiendo los obstáculos) para poder actuar, es decir, se debe fomentar la esperanza con acción.
Es propio de lo humano tener rabia y amor, indignación y humildad, inoperancia y soledad, tarea pedagógica será educarnos en la esperanza, ante la sinrazón fascista y bélica, procuremos enseñar y aprender esperanza en la educación.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Notas sobre la educación democrática en tiempos de obscuridad.

Una de las mujeres más influyentes por su pensamiento durante el Siglo XX fue Hanna Arendt (1906-1975), ella sostenía que sus tiempos (que no distan mucho de los nuestros) eran tiempos de obscuridad. Argumentaba que si la función del ámbito público era la de arrojar luz a los asuntos de los hombres y mujeres proporcionándoles una especie de protección en el que pueden mostrar en hechos y palabras, para bien o para mal, quiénes son y asimismo, qué pueden hacer; entonces, los tiempos de obscuridad llegan en el momento en el que la luz se extingue víctima de una brecha de credibilidad y de un gobierno invisible, de un discurso que carece de sustentos y más bien oculta verdades debajo de la alfombra; bajo el mantenimiento del status quo se degrada toda posibilidad de verdad en trivialidades sin sentido.

Y es que el ámbito público ha perdido poco a poco pero sostenidamente, la credibilidad y la iluminación que formaba parte de su naturaleza genética. En occidente, desde el declive de la antigua Grecia democrática, se ha elegido bajo no sé qué noción de democracia por la emancipación de la política como una de las libertades primeras y básicas, un número significativo de personas desde entonces ha optado por hacer uso de esas libertades y se ha aparta de sus obligaciones. Lo que se pierde poco a poco pero sostenidamente es el compromiso específico y, habitualmente, los vínculos sociales y el amor al prójimo.

En este sentido, debemos avisar una cuestión, y es el peligro contra la democracia, y es que los individuos desde su individualidad y sujetos solamente a sus intereses han sido incapaces de traducir sus sufrimientos privados en acciones colectivas que hagan cohesión social y así, participación democrática. Estos sucesos individuales se entremezclan con las necesidades generadas por las empresas multinacionales que condicionan de manera creciente los contenidos de los medios de comunicación y con ello, privatizan los espacios públicos, el compromiso cívico parece ser plato de segunda mesa. La democracia ha sido pauperizada, se ha sumergido en un acto de comprar y vender (hasta candidatos telenoveleros electorales).

La ignorancia provoca la parálisis de la voluntad. Los individuos desconocen lo que les espera y no tienen modo alguno de calcular los riesgos. La ignorancia política se perpetúa a sí misma y, junto con la pereza e inactividad ciudadana se entreteje el velo que ciega la democracia, la vida en democracia.

Abrir y asimismo mantener espacios de educación democrática en la escuela, en las familias, entre amigos; serán tal vez antorchas de luz en tiempos de obscuridad.