sábado, 25 de octubre de 2008

DESAPRENDER PARA APRENDER, UN ROMPIMIENTO DE PARADIGMA.



El modelo academicista o tradicionalista, surge de un ambiente político-social de independencia nacional, en donde lo esencial se remite a recuperar y establecer la identidad nacional.

Dicho modelo, encontró sustento en los principios de la Ilustración, con la firme intención de llevar la “LUZ” al pueblo; de allí que se procurara el desarrollo de ciertos contenidos, porque no se trataba de hacer pensar o ser critico al sujeto, sino simplemente recibir los contenidos para validar un conocimiento dado por cierto y que prevalezca el pensar y actuar de toda una población.

Conocimiento que lo deberá de reproducir el docente, el cuál sostiene una relación autoritaria hacia el alumno (modelo academicista).

La producción en serie, el capital humano y contemplar la Educación como inversión, formula el encuentro con el paradigma conductista, que embonaba directamente a las exigencias que vislumbraba el global shopping center[1], buscaba que todos sepan lo mismo, que todos conozcan las verdades establecidas (según el nivel educativo en el que se encuentren).

Los instrumentos de evaluación en función de estandarizar los niveles de aprendizaje de los alumnos por igual, haciendo del saber un conocimiento más objetivo, pues la creencia del conocimiento está libre de subjetividad, motivo por el cual los alumnos aprenden de forma memorística repetitiva, donde se refuerza el aprendizaje por medio de la primicia conductista: Estimulo – Respuesta.

La búsqueda del saber puro se refuerza mediante el saber cientificista, donde lo único que es comprobable es lo único que existe, el saber comienza a alejarse de la sociedad, -los que conocen son los expertos-, ellos poseen las verdades que conducen a la “panacea” del Ser Humano.

El paradigma Socio cognitivo humanista nos exige ya el saber social, desaprender los vicios conductistas, los sujetos desaprendemos en primera instancia de hacer consciente lo inconsciente, así se reconocen los errores y se puede ataca estos mismos errores, para después aprender a construir aprendizajes, apoyándose en el constructivismo[2] , cuya problemática a tratar es añeja abordada desde la filosofía del conocimiento (epistemología).

El mundo de los significados, la realidad, es una construcción humana y social, así que la observación del “otro” y las distintas interacciones comprometidas, hacen el día a día.

La existencia de una verdad única, es rechazada en su totalidad, por lo contrario la diversidad es lo que prevalece. La mirada autoritaria es soslayada para darle paso a posturas alternativas, flexibles y constructivistas.

Autores como Piaget, Vigotsky, Ausubel, Bruner, entre otros, apuestan por formular al conocimiento y a las experiencias como binomio inseparable, reconociendo toda forma de saber, considerando al sujeto activo, histórico, social y único.

El aprender del conocimiento como una construcción, no se origina de la simple actividad de los sentidos, ni comienza con una mera acumulación de datos sino a partir de la problematización de la realidad.

El conocimiento expresa orientaciones, por las que posee un importante valor de uso, ya que está en conexión con las distintas maneras de actuar y cumplir objetivos.

El cambio no se da de un día a otro, pero es necesario el rescatar el desarrollo de Capacidades y Valores del ser humano, si bien es cierto que uno construye su propio aprendizaje, también es cierto que sólo en sociedad construye la realidad humana.

[1] Centro comercial global.
[2] Es un enfoque que sostiene que el individuo –tanto en los aspectos cognoscitivos y sociales del comportamiento como en los afectivos- no es un mero producto del ambiente ni un simple resultado de sus disposiciones internas, sino una construcción propia que se va produciendo día a día como resultado de la interacción entre esos dos factores. El conocimiento no es una realidad, sino una construcción del ser humano, que se realiza con los esquemas que ya posee, con lo que ya construyó en su relación con el medio que la rodea.